La carrera de Álvarez se centra en la fotografía como principal medio artístico. Sin embargo cultiva igualmente el videoarte, la instalación y el Net.art como mecanismos de expresión. Afincado en Córdoba y firmemente asentado en el ámbito andaluz, ésta es la segunda vez que expone en PHotoEspaña (2009, Istituto Europeo di Design). Por otro lado, en 2015 presentó Desplazamientos en la galería malagueña Javier Marín. Las piezas que ahora ocupan el espacio madrileño constituyen una selección de las exhibidas anteriormente en Málaga y que conforman un proyecto global, escogiendo concretamente las series de Apropiaciones y Atrezzo para representar las fuentes capitales de exploración e investigación en su obra.

Postfotografía

Consciente de la evolución de la práctica fotográfica debido al imparable avance de las nuevas tecnologías, Álvarez queda inmerso en el concepto de Postfotografía, corriente fruto de la mediatización de la sociedad y del avance tecnológico, que provoca la masificación de imágenes a la que nos hallamos expuestos y el cuestionamiento, por tanto, de la validez de la fotografía tradicional en nuestro tiempo.

El apropiacionismo –término propuesto por Joan Fontcuberta, máximo representante de esta tendencia en nuestro país– es una de sus principales vías de trabajo y consiste en la toma de fotografías disponibles en Internet para reutilizarlas dotándolas de un nuevo significado artístico. Es éste el proceder que utiliza Álvarez, en el cual los criterios de búsqueda y el mensaje final que pretende transmitir son esenciales.

Prueba de ello es Apropiaciones, ciclo en el cual las obras se componen de diferentes tomas fotográficas superpuestas para relacionar, en un análisis visual estratificado, las diversas realidades que coexisten en célebres enclaves y monumentos de fuerte incidencia en las comunidades y sus culturas. Expone, de esta forma, un estudio entre el individuo y la sociedad, entre la sociedad y los que la dirigen y aquellos espacios, como el Reichstag o el Capitolio, que simbolizan el poder de estos últimos, utilizando las típicas fotos de turistas, las imágenes oficiales del gobierno o las fotografías periodísticas que acompañan a las noticias que va encontrando en la red.

Atrezzo, por su parte, entronca con la base política de la anterior serie para resaltar la escenificación de la imagen que nos ofrecen los políticos al centrar su “objetivo” en los detalles del entorno que rodea a los altos dignatarios en sus fotografías oficiales, con el fin de resaltar la manipulación a la que nos vemos sometidos.

Vuelta de tuerca

El compromiso político y social que se advierte en la obra de Tete Álvarez requiere de la actualidad como principio fundamental de sus proyectos y es por ello que avanza en sus estudios no solo sobre los sucesos que acontecen, sino también en los medios de comunicación con los que se propagan. Su último trabajo responde precisamente a esta cuestión. Una serie de 14 dípticos proponen una comparación directa entre las imágenes que el Pentágono se vio obligado a publicar mostrando las consecuencias de los abusos y el maltrato a prisioneros de Afganistán e Irak, y las elegidas por el artista en base a su semejanza formal en Instagram, resaltando el valor social de este medio, además de evidenciar el culto a la imagen física que impera en nuestra cultura.

Mediante el trabajo de Álvarez se deduce cómo la fotografía encuentra un lugar en el panorama artístico actual a través del análisis crítico de la realidad a la que pertenecemos, reflejada en las diversas problemáticas planteadas por la imagen, su producción, uso o difusión, y demuestra cómo esta modalidad creativa es capaz de adaptarse e incorporar los principales avances que inciden en nuestra actual cultura de masas.